miércoles, 21 de abril de 2010

No hay mal que dure 100 años...ni cuerpo que lo resista...

Sentís el dolor de todas las angustias, de todos los sueños perdidos, de ese olor a amargura que te intoxica el cuerpo, de esos recuerdos empañados por las lágrimas…de la emoción perversa de volver a recuperar a quien nos ha hecho trizas sin reparo, de todos los relámpagos rompiendo nuestro cuerpo como latigazos, de las palabras hirientes anunciando un calvario, un camino vertiginoso. Dónde quedaron las palabras tiernas que se escaparon sólo por un rato de sus labios, esa manera de endulzarte el oído para que le vuelvas a abrir tu corazón, aquella vez entre las tantas que se fue y arrepentida, y subyugada por tu recuperación volvió, segura, con otro talante, dando cuenta del significado que habías tenido en su vida.

Sin aceptación, y sin consuelo buscás la respuesta a tantas incertidumbres que percutieron tu confianza y dejaron tu cuerpo cansado y maltratado.

No busques más respuestas afuera, ni te llenes de preguntas, el tiempo dará todas las respuestas y razones que buscás, el tiempo es siempre nuestro aliado cuando no conseguimos encontrar consuelo en las vivencias del presente. Tenés que abrirte a nuevas emociones y mimarte con el afecto de aquellos que te respetan y pueden respetar tus emociones.

Sin duda no hay otro poder más sobredimensionado que el tuyo para poder entender que las relaciones que intoxican, que chupan la sangre, a veces suelen ser difíciles de extirpar. Has tenido que atravesar un desierto que te ha dejado sin aliento, nulo de aquello que necesitabas para sobrevivir; querías llegar al final del camino y por eso insististe, sin darte cuenta de que cada paso era el final de un camino sin un destino presente, sin esperanzas.

Aferrate a la voluntad de volver a ser, de encontrarte a vos mismo aunque implique dolor y angustia, de saber que verás cosas en tu interior con las que nunca quisiste conectarte y rechazarás muchas otras. Pero esas angustias son tuyas y sin darte cuenta viviste con ellas mucho tiempo, tiempo impreciso e indeterminado. En cambio, las que te legaron, las que te entregaron sin apiadarse, esas son cargas adicionales que jamás podrás modificar, están allí, donde las dejaron, son profundas, son fuertes, son inamovibles y quizás te llenen de miedos para el futuro y quizás te llenen de amargura, pero llega un momento en el que sólo querrás desarmarlas y seguir adelante, poder rescatarte, volverte fuerte y superarlas, más allá de cualquier contradicción, porque bien dice el proverbio y este título, "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista". Entonces, cuando ya no dés más, cuando ya no puedas disfrutar de las cosas de todos los días, cuando todo lo que experimentaste pierda el sabor y se sienta contaminado, entonces querrás estirar los brazos buscando un ala salvadora, una ventana a la libertad, querrás buscar un sueño nuevo, una sonrisa, una mirada dedicada de amor, querrás encontrar el silencio de un amor que marchito se esfumó para darle paz a tu cuerpo.

Tenemos la oportunidad de sentirnos libres como personas, de sentirnos sanos, de darnos vida, de no atentar más contra nosotros mismos, de evitar los males que nos acosan, de gozar la vida con plenitud. Sólo nosotros somos artífices de nuestro destino, reincidentes, desafiantes en contra de nosotros mismos. Apelemos a aquella luz diminuta que se refleja detrás de la sombra y aboguemos por nuestra libertad, renunciemos a esos males que duran una eternidad, quizás toda la vida o por el resto de la vida.

Si una historia no fue, no se pudo, resultó un camino lleno de piedras, sembró odio, cosechó tempestades, dejemos que el nuevo viento barra con aquello que quedó destruido y limpie el camino, avecine un clima próspero, sano, alentador, posible.

Si no podemos hacerlo solos busquemos ayuda. Siempre alguien está dispuesto a tendernos su mano, a sacarnos del pantano, y si nadie se aproxima, entonces recurramos a un profesional, pero teniendo siempre en claro que somos los únicos que podemos decirnos que "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista"....

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