martes, 27 de abril de 2010

Cuando el reloj marque las 12...

Cuando un timbre frío anuncie el final, despertaré e intentaré inventarme otra historia, una historia que sea menos ficticia, sin príncesas ni carrozas.

Una historia real que ahuyente fantasías que me lleven a soñar algo real, a soñar una vida simple, una sonrisa al despertar, un desayuno en el borde de mi cama, un sol que ilumine mi ventana, una mirada que me haga sentir bello, una caricia que me hunda en un abrigo.

Intentaré imaginar una vida posible sin misterios, sin promesas que me hundan en tristezas…Una nube que me traslade a un amor discreto, a un amor sincero, a una pasión irresistible.

Despertaré para realizar mis sueños, a darles vida, y a volverlos realizables...

Descubriré entre tantos desaciertos al amor de mi vida y volveré para transformar lo que he sufrido en un tiempo fructífero.

Me comprometeré con la vida porque hasta ahora sólo he perdido mi tiempo...el tiempo vuela y las doce marcarán otro camino, sin piedras...

Hasta las 12 soñé con irrealidades y esperé que se concreten.

Supedité todo sin pedir explicaciones.

Otorgué, concedí, toleré, comprendí lo incomprensible...

Hasta las doce que marcó mi reloj, en que volví a ser yo mismo (aunque me disguste)...

Emprendí una nueva era confiando en mí, valorando aquellas cosas a las que les resté importancia, entendiendo que yo no era lo que pretendían que fuese y que eso no era malo...

No fue una perdida, sino una experiencia. Y de algo estoy orgulloso y es de saber correrme cuando ya no hay espacio para mí.

Las doce de mi reloj me anuncian que ya es tiempo de tomar otro camino, de elegir el mejor de mis destinos aunque no lleve conmigo aquello que quise tomar.

Si en algún momento fui valorado, querido o respetado, aquellos que supieron verme sabrán encontrarme y ganar nuevamente mi confianza, para ofrecerme todo lo que merezco y cuidarme como yo deseo, para ampararme y protegerme del dolor.

En algún momento tomamos conciencia de que es en vano la espera incondicional y que las cosas llegan cuando tienen que llegar. Y que si nunca llegan es porque no debían darse: forzar lo que nunca tendremos es una pérdida de tiempo.

Llega el momento en que es preferible corrernos de lo que nunca será nuestro, dignamente y confiados que es la actitud correcta. No nos equivoquemos, esto no es una renuncia, al contrario, es la aceptación de una realidad que hemos negado.

Elegimos seguir dominados hasta que las condiciones climáticas mejoren, pero eso es poner la decisión en manos de otros y otorgar lo que es nuestro. Nos entregamos esperando que algún rayo provoque cierta magia, evoque un recuerdo, mute decisiones, empalme corazones...

Todos tenemos en nuestro interior un reloj biológico que anuncia que ya es tiempo de tomar otro rumbo, de tomar otra decisión, de aceptar el control de nuestra propia vida, de escapar de lo que no se concreta, de dejar de demorar una decisión que nos dará tranquilidad...

Todos tenemos un tiempo límite, un momento de claridad en el que podamos decidir que lo que estuvimos intentando sólo nos llevará a la frustración y que disfrazamos con un manto de engaño cubriendo aquello que ha sido inaceptable, pensando que de esa manera estábamos cuidándonos y que con el tiempo y la paciencia conseguiríamos lo que tanto deseábamos.

Todos tenemos la posibilidad de saber en qué momento ya no tenemos más tiempo gratis para regalar, para donar, ni para prestar porque sí.

El reloj marcará el límite de nuestra paciencia y la conciencia de lo que hemos dejado pasar, aquellos momentos tan ricos, nutricios, fáciles de caminar.

Escuchemos ese sonido que anuncia el límite propio, la conciencia de querer disponer de cada minuto y duplicarlo o triplicarlo para que se extienda porque nos hace sentir bien, dejemos de esperar los tiempos ajenos, decisiones de otros, dejemos de vivir la vida ajena y tomemos el carril de nuestra propia vida.

Entonces sí podemos atender y entender que se acabaron los plazos.

Esa renuncia será la mejor oportunidad de nuestra vida, aunque al principio nos cueste creer que así será.

No importan aquellas demoras, no importa lo que fue, seguramente lo que vendrá valdrá más la pena.




2 comentarios:

  1. GUAUUUUUUUU Día a día me nutro con tu blog...me encanta leer, y tu blog ya es parte de mis lecturas diarias...

    Este tema, me pareció o me toccó y hoy cúanto lo entiendo Lean!

    te dejo esta frase que resume lo que puedo opinar al respecto y una canción:

    ...Cuanto más aprendo de mí mismo me siento más capaz de obtener lo que deseo. Porque sé con mayor certeza lo que necesito. Porque cambio y al cambiar puedo tomar decisiones diferentes. Al tomar decisiones diferentes abandono el camino que estaba transitando y "llego" a otros lugares. Me doy cuenta de que lo importante para mí —hoy— es el cambio y no la meta...

    Tomar o retomar el carril de nuestras propias vidas...mi tren ya arrancó...mi reloj dice que ya son más de las doce y sólo se trata de fluir , el forzar situaciones no sirve, lo aprendí, FLUIR...TODO DEBE FLUIR

    Ya estoy en la mitad de esta carretera
    Tantas encrucijadas quedan detrás...
    Ya está en el aire girando mi moneda
    Y que sea lo que
    Sea

    Todos los altibajos de la marea
    Todos los sarampiones que ya pasé...
    Yo llevo tu sonrisa como bandera
    Y que sea lo que
    Sea

    Lo que tenga que ser, que será
    Y lo que no por algo será
    No creo en la eternidad de las peleas
    Ni en las recetas de la felicidad

    Cuando pasen recibo mis primaveras
    Y la suerte este echada a descansar
    Yo mirar tu foto en mi billetera
    Y que sea lo que
    Sea

    Y el que quiera creer que crea
    Y el que no, su razón tendrá
    Yo suelto mi canción en la ventolera
    Y que la escuche quien la quiera escuchar

    Ya está en el aire girando mi moneda
    Y que sea lo que
    Sea


    Excelente!

    besotes locura preciosa!

    Cin

    Buen Finde!

    ResponderEliminar
  2. ...qué buena nota!!!! la vuelvo a leer...una de las mejores....!
    besos

    ResponderEliminar