sábado, 13 de marzo de 2010

¿Quien calma tu dolor?

Soy el dolor, soy la lluvia que moja tus pies.

Soy el veneno que se inserta en narices frías noche a noche.

Soy lo cotidiano, lo veraz (lo voraz).

Soy tu miedo a la libertad, ese miedo que crispa y alborota entrañas.

Está tronando el olvido lentamente. Por que olvidamos alcobas, olvidamos muertos, olvidamos vidas, amigos y enemigos. Olvidamos vivir y cuando nos acordamos de salir de esa perpetua amnesia somos canosos y tenemos artrosis.

Baila el viento sucumbiendo en varias manos y todo queda en el olvido.

Un verano feliz.

Y luego quiero un perro, una avioneta, un calefón, un sentido del color de mi alma.

Quiero correr por las vibraciones del reloj, treparme por tus párpados, moler a golpes los tímpanos de tus orejas.

Todo aquí es gastar las suelas, el pulso. Quizás necesite diez o veinte años para gastar hasta que no haya ni un poco de algo.

Pero seguiremos aquí, donde el sol se esconde por miedo a ser bombardeado, donde somos libres en un mundo apedreado.

Quiero vender mis recuerdos y mi dolor de almidón.

Acarreamos con el dolor de esa espina intrascendente pero primordial a la vez, no lo vemos pero lo olemos. Siempre lo olemos. Se huelen mentiras, perdones, fluctuaciones, y vibraciones.

Se trata una vez más de atrapar al pez gordo, de ir contra la corriente, con la corriente, esquivar al tiburón y salir ileso de los pescadores.

La diferencia está en el tiempo, en cuanta longitud de tiempo logràs suicidarte.

Envenenar tus sueños.

Y ahí pebete ¿Quién calma tu dolor?.




No hay comentarios:

Publicar un comentario