Quemé todos los puentes detrás de mí, para que no me quede otra opción que seguir avanzando...
No fue un acto impulsivo...
Fue una decisión fría, consciente y valiente...
Lo hice porque entendí que mientras existiera una salida o un camino de vuelta, siempre estaría a medio camino entre lo que fui y lo que puedo llegar a ser...
¿Te aterra no tener a dónde volver?
A mí también...
Pero ese fuego, ese crujír de maderas rotas por decisiones firmes, es lo que me empuja a seguir...
No hay marcha atrás...
Avanzar no es una opción...es un deber...
Es el único camino que queda cuando destruyes todo lo que ya no te representa...
Y en ese camino...sin ataduras y sin excusas...es donde por fin te encuentras...